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La tifa, una planta invasora, amenaza la supervivencia de la reserva natural urbana de Niayes, en Pikine, y hay planes para utilizarla como aislante para las casas o carbón para cocinar. Pikine (Senégal) ©AECID/Sylvain Cherkaoui

Pie de foto: La tifa, una planta invasora, amenaza la supervivencia de la reserva natural urbana de Niayes, en Pikine, y hay planes para utilizarla como aislante para las casas o carbón para cocinar. Pikine (Senégal) ©AECID/Sylvain Cherkaoui

Título de la noticia La tifa, de mala hierba a inversión de futuro en Pikine

Fecha de publicación de la noticia 03/06/2024 - 12:04

Resumen de la noticia

Un estudio de viabilidad sobre la explotación comercial de esta planta invasora en la Reserva Natural del Gran Niaye en Pikine (Senegal), confirma que podría generar empleo y ser rentable económica y socialmente, atajando uno de los principales problemas de este importante humedal


Contenido de la noticia

Laura Feal, Pikine -texto-/Sylvain Cherkaoui -imagen- (Dakar, Senegal).  

El capitán Abdoulaye Touré entra temprano por la mañana en su oficina en el antiguo Club House de Dakar, un centro de golf hoy reconvertido en la sede de la Reserva Natural Urbana del Gran Niaye de Pikine y Dependence (RNUGNPD). Le esperan sus 40 empleados y tres consejeros, entre ellos, la lugarteniente Aminata Dia. Uniformada con vestimenta militar y walkie-talkie al cinturón, le informa de sus tareas del día anterior y de si ha habido infracciones.  

Dia es la encargada de patrullar por el humedal y de hacer un acompañamiento pedagógico a visitantes, estudiantes y nuevos guardas, y de ella depende que los lugareños entiendan bien el interés y las normas de actuación en el marco de la Reserva. “La población viola las normas porque las desconoce, no saben que es una zona protegida. La mayoría de las veces cuando se las explicas no vuelve a pasar”, expone Dia indicando que, si no es el caso, no duda en remontar las actuaciones a la policía. 

Y es que su protección es relativamente reciente. La Reserva fue creada en 2019 por decreto, una medida destinada a gestionar racionalmente los ecosistemas, pero también a mantener las funciones ecológicas de este humedal por parte de la Dirección de Áreas Marinas Protegidas Comunitarias (AMCP) del Ministerio de Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Senegal. Según el Ministerio de Agricultura de Senegal, este nicho ecológico abarca ocho municipios (Hann-Bel Air, Dalifort, La Patte D'Oie, Sam Notaire, Golf Sud, Pikine Nord, Pikine Ouest y Les Parcelles Assainies, Grande Niaye) y se extiende en 650 hectáreas.

 

EL ÚNICO PULMÓN DE UNA GRAN SELVA URBANA

Es difícil entender el gran valor de este humedal sin tomar distancia y ver la foto completa, ya que supone una de las pocas zonas verdes de la gran aglomeración urbana de la capital. Teniendo en cuenta que dos de cada siete senegaleses viven en Dakar y que la densidad de población se situaba a finales de 2023 en más de 7.200 habitantes por km², según la Agencia Nacional de Estadística, es vital garantizar su preservación para mantener una buena calidad de vida. 

La zona estaba históricamente conectada a dos lagos de los municipios de Hann y Maristas, pero debido a la urbanización y a la creación de infraestructuras como la autopista de la costa que la rodea, estos receptáculos ya no están conectados, cerrando el circuito que evacuaba el agua y haciendo que se estanquen y que aumente el volumen de estas. 

El reservorio, que permite recoger toda el agua durante la época de lluvias, es utilizado por unos 5.000 pescadores y unos 600 horticultores, que estaban allí antes de la constitución de la reserva en un área protegida, y que estuvieron en el origen de la legislación que la preserva. 


 

Otra de sus importantes funciones, según explica el conservador Touré, es que es lugar de reproducción y de paso de unas 239 especies migratorias que frecuentan este entorno de vida silvestre acuática, y el rol que puede jugar en la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante el secuestro de carbono.

La urgencia climática detectada en Pikine la hizo adherirse en 2017 al Pacto de los Alcaldes para África Subsahariana (CoM SSA, por sus siglas en inglés), una iniciativa impulsada por la Unión Europea con el objetivo de apoyar a las ciudades del África Subsahariana en su lucha contra el cambio climático y sus esfuerzos para garantizar que sus poblaciones tengan acceso a energía limpia.

Desde 2021, en Senegal, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) implementa y cofinancia la fase III del programa de Apoyo al Pacto de los Alcaldes y acompaña a la ciudad de Pikine en el desarrollo e implementación de su Plan de Acción para el Acceso a la Energía Durable y al Cambio Climático (PAAEDC).

LA TIFA, UNA AMENAZA QUE SE EXPANDE

“Este receptáculo de aguas de lluvias está gravemente amenazado por varios factores, sobre todo por la tifa”, explica Touré. Esta hierba, Typha australis de nombre científico, es una planta acuática robusta que llega a crecer entre uno y tres metros de altura de manera muy rápida y que se expande con facilidad. “Su crecimiento está asociado a un cierto grado de contaminación de las aguas”, desvela.

En Senegal la conocen bien porque, desde hace años, el río del mismo nombre que separa al país de Mauritania por el norte está plagado de ella. Es lo que se llama una “planta invasora”, y todo tipo de actores (estatales, asociativos, privados) se ha puesto manos a la obra para acabar con ella o, al menos, aprovecharla. 

Así que cuando empezó a crecer en el estanque de Pikine todo el mundo sabía ya la amenaza que representaba: una reducción progresiva del agua de este humedal.  Según los datos de la Reserva, de las 650 hectáreas de superficie, actualmente la tifa ocuparía unas 100, un 15% del total. 


 

UN INDICADOR DE CONTAMINACIÓN 

El medioambientalista y presidente del Comité de Gestión de la Reserva, Bassirou Ndiaye, señala como principal factor de proliferación de la tifa las aguas residuales vertidas en el humedal por parte de diferentes actores, tanto públicos como privados, en la Zona Industrial Pikine Technopôle.

El capitán Touré señala también las basuras familiares y las procedentes de pequeños negocios, como talleres, que también adolecen de una falta de gestión de residuos y acaban en el espacio protegido. Pero de eso ya se encarga la lugarteniente Aminata Dia. 

Todas estas formas de polución afectan al medioambiente y a los ecosistemas, pero también a las actividades económicas que las poblaciones desarrollan en la zona, como la pesca, la horticultura, la floristería, la recogida de hierba, etc., y que son preconizadas por las autoridades locales para que se ejerzan de manera controlada, ya que se trata de un terreno de vocación agrícola. 

VALORIZACIÓN DE UN RECURSO EN AUMENTO 

Parece descabellado, pero tiene todo el sentido del mundo: si no puedes con el enemigo, únete a él. Es la idea que subyace detrás de la explotación comercial de la tifa, un recurso, que desgraciadamente, se prevé en aumento. 

Según el estudio de viabilidad sobre la explotación comercial de la tifa realizado por el proyecto CoM SSA, la cantidad total de tifa estimada en la Reserva Natural de Gran Niaye se eleva a 16.625 toneladas por año, lo que supone 2.771 toneladas de materia seca disponible por año para su explotación. 

El presidente del Comité de Gestión, Ndiaye, explica que actualmente nadie ha explotado la tifa en la reserva de Pikine, porque su corte requiere de una técnica precisa ya que hacerlo mal podría engendrar una propagación aún más rápida. Lo sabe porque todos los actores implicados han recibido muchas formaciones técnicas sobre la cuestión: “lo que se recomienda es su extracción y para ello hace falta una maquinaria más sofisticada que no está al alcance de las poblaciones” asevera. 

En el documento, realizado en el marco de la fase III del programa de apoyo al CoMSSA, se estudiaron tres alternativas para la valorización de la planta: la creación de una central para convertir la tifa en electricidad, su uso como material constructivo para la fabricación de aislantes y ladrillos, y la conversión en briquetas de tifa, para utilizarla como combustible doméstico. 

Tras el análisis de la viabilidad técnica, económica y financiera y sociológica de las tres opciones se preconiza la realización de briquetas de tifa como la solución “con mayor impacto en el plano climático, en la conservación de bosques y secuestración de CO2, así como la de mejores resultados sociales gracias a la creación de empleos directos e indirectos”.

El Programa de Transición Ecológica (PROTEC) de la AECID ha acordado un apoyo financiero a la Ville de Pikine de 900.000 euros para el desarrollo de la iniciativa de economía circular en torno al aprovechamiento de la biomasa de la tifa.

Para Ndiaye y también el capitán Touré, está solución es positiva y viable, ya que el resultado sería un producto “que no es caro y que la gente usa diariamente”. Igualmente, indican que sería una “fuente de empleo y su transformación no necesita de grandes recursos”. 

EXPLOTACIÓN TURÍSTICA CONTROLADA 

“Si esto llega, podríamos empezar a proyectarnos”, imagina Bassirou Ndiaye. “La reducción de tifa permitiría mejorar la gestión del agua para usos agrícolas, pero también nos permitiría construir pequeñas infraestructuras para explotar turísticamente el sitio. A mí me encantaría hacer un restaurante sobre pilotes, incluso bungalows para dormir sobre el agua…” sueña el presidente del Comité de Gestión. 

Un paseo por el humedal evidencia su potencial. Caminos de laterita roja, verdes arbustos y aguas mansas. Cientos de pájaros que revolotean amablemente alrededor en contraste con el ruido de coches y edificios de la gran ciudad que se entrevé a lo lejos. 

 

El personal de la Reserva tiene ya planificadas las actividades de ocio y deportes náuticos que querrían proponer a las poblaciones colindantes para que puedan beneficiarse de esta zona verde: pesca deportiva, kayak y paseos en canoa son las primeras ideas que tienen en mente.

Todo ello forma parte del “Plan de Acondicionamiento y de Gestión para el periodo 2021-2026” que es una herramienta diseñada para hacer la reserva atractiva y rentable económicamente y que propone también la sensibilización mediante el establecimiento de recorridos de formación ecológica y excursiones para poder generar beneficios económicos y mitigar las limitaciones financieras.

“Actualmente el espacio no está explotado por falta de recursos”, explica Touré, el conservador principal, que propone la dotación de más presupuesto estatal y el pago de tasas por parte de las empresas activas en la zona industrial. “Además de los recursos que entrarían si ponemos en marcha estas actividades generadoras de ingresos”, concluye. Para su explotación con fines turísticos consideran también imprescindible la creación de un vertedero público. 

Todos los actores concluyen que a pesar de todos los desafíos a los que se enfrenta, es vital apoyar la política de conservación de la Reserva Natural Urbana de Gran Niaye en Pikine, este pulmón verde, fundamental para la supervivencia de numerosas especies, entre ellas, la humana, y la mitigación del cambio climático. 

 

Tifa, la mala hierba con potencial [en imágenes]