Juan Pablo de Laiglesia, un diplomático humanista

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Título de la noticia Juan Pablo de Laiglesia, un diplomático humanista

Fecha de publicación de la noticia 23/03/2022 - 00:00

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Resumen de la noticia Muere quien fue embajador, director de la AECID y secretario de Estado en Exteriores, un creyente en la cooperación y en las relaciones con Iberoamérica


Contenido de la noticia


El pasado 4 de marzo nos dejó Juan Pablo de Laiglesia (Madrid, 1948). Un gran y reconocido diplomático, que hizo de sus creencias humanistas y de sus valores progresistas una manera de actuar en el Estado y en el terreno; de defender nuestros intereses en el mundo, y de gestionar la solidaridad como una seña de identidad, cualidades que le distinguieron en la carrera diplomática.

Juan Pablo creía básicamente en el ser humano y en la capacidad transformadora del esfuerzo y la creatividad para fomentar mundos más justos. No solo fue un destacado funcionario, con puestos de responsabilidad en la sede, sino también un curtido embajador en Guatemala, Polonia, México y ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Todos ellos destinos de mucha brega y de tensiones y problemáticas variadas donde hace falta tener criterio flexible y atinar en las respuestas.

Su talante abierto a todos, su inteligencia y rigor y su inmensa generosidad para escuchar a los demás, le permitieron afrontar valientemente muchos de los retos. Su dilatada experiencia le llevó a ocupar puestos de gran responsabilidad: director general de Iberoamérica, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica y secretario de Estado de Política Exterior, puesto este que en el organigrama del Palacio de Santa Cruz es de facto ser el número dos del Ministerio. Esa responsabilidad le hizo incursionar en los más álgidos temas europeos, acompañar a los miembros de la Casa Real en múltiples viajes y acudir, en el espacio iberoamericano, a encuentros y citas del más alto nivel.

Juan Pablo amaba Latinoamérica, región que fue su segunda casa y donde el respeto por sus opiniones, trabajo y cariño siempre eran mutuos. Su perfil de gran compromiso le hizo pasar, sin embargo, algunas penurias por los avatares de la política española en un ministerio donde también existen diversas sensibilidades y donde los ámbitos progresistas han sido en general minoritarios. Así lo manifestó, no sin polémica, asegurando que prefería la ventanilla y ver el horizonte que la estrechez de un pasillo.

Juan Pablo era un humanista que creía profundamente en el diálogo a ultranza para resolver los conflictos más agudos. Y que creía en la cooperación al desarrollo como un instrumento clave para paliar o encontrar caminos de progreso para las poblaciones más vulnerables, con una agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como guía de consenso fundamental. También creía en la necesidad de forjar una relación reforzada y ambiciosa con Iberoamérica, espacio político que conocía a la perfección. Los que tuvimos el placer y la suerte de trabajar con él recordaremos siempre la profundidad de sus ideas, su pragmatismo, su necesidad de entender las razones humanas de las decisiones y el impacto que podrían tener sobre los más débiles. También, la intensidad de las discusiones sobre la ayuda humanitaria o sobre la viabilidad de los proyectos. Y su reconocimiento de la complejidad y magnitud del trabajo de sus compañeros diplomáticos y del resto de profesionales y actores del sistema español de cooperación: de los técnicos y expertos en desarrollo, de las ONG, la Academia, los Gobiernos y la sociedad civil de los países socios de España.

Escuchaba y le escuchaban con enorme interés y reflexionaba con sabiduría. Pero también actuaba de inmediato buscando la colaboración de todos. Juan Pablo amaba la vida con intensidad. La suya y la de su maravillosa familia. De igual manera, la de cualquier ser humano. Y luchó por la dignidad de todos. Sus melodías y su guitarra las seguiremos escuchando siempre. Aquellos que creemos en un mundo más justo no dejaremos de agradecer su huella y seguir su ejemplo. Descanse en paz.


Juan Pablo de Laiglesia, un diplomático humanista

Muere quien fue embajador, director de la AECID y secretario de Estado en Exteriores, un creyente en la cooperación y en las relaciones con Iberoamérica

Juan Pablo de Laiglesia, un diplomático humanista

Juan Pablo de Laiglesia, un diplomático humanista


El pasado 4 de marzo nos dejó Juan Pablo de Laiglesia (Madrid, 1948). Un gran y reconocido diplomático, que hizo de sus creencias humanistas y de sus valores progresistas una manera de actuar en el Estado y en el terreno; de defender nuestros intereses en el mundo, y de gestionar la solidaridad como una seña de identidad, cualidades que le distinguieron en la carrera diplomática.

Juan Pablo creía básicamente en el ser humano y en la capacidad transformadora del esfuerzo y la creatividad para fomentar mundos más justos. No solo fue un destacado funcionario, con puestos de responsabilidad en la sede, sino también un curtido embajador en Guatemala, Polonia, México y ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Todos ellos destinos de mucha brega y de tensiones y problemáticas variadas donde hace falta tener criterio flexible y atinar en las respuestas.

Su talante abierto a todos, su inteligencia y rigor y su inmensa generosidad para escuchar a los demás, le permitieron afrontar valientemente muchos de los retos. Su dilatada experiencia le llevó a ocupar puestos de gran responsabilidad: director general de Iberoamérica, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica y secretario de Estado de Política Exterior, puesto este que en el organigrama del Palacio de Santa Cruz es de facto ser el número dos del Ministerio. Esa responsabilidad le hizo incursionar en los más álgidos temas europeos, acompañar a los miembros de la Casa Real en múltiples viajes y acudir, en el espacio iberoamericano, a encuentros y citas del más alto nivel.

Juan Pablo amaba Latinoamérica, región que fue su segunda casa y donde el respeto por sus opiniones, trabajo y cariño siempre eran mutuos. Su perfil de gran compromiso le hizo pasar, sin embargo, algunas penurias por los avatares de la política española en un ministerio donde también existen diversas sensibilidades y donde los ámbitos progresistas han sido en general minoritarios. Así lo manifestó, no sin polémica, asegurando que prefería la ventanilla y ver el horizonte que la estrechez de un pasillo.

Juan Pablo era un humanista que creía profundamente en el diálogo a ultranza para resolver los conflictos más agudos. Y que creía en la cooperación al desarrollo como un instrumento clave para paliar o encontrar caminos de progreso para las poblaciones más vulnerables, con una agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como guía de consenso fundamental. También creía en la necesidad de forjar una relación reforzada y ambiciosa con Iberoamérica, espacio político que conocía a la perfección. Los que tuvimos el placer y la suerte de trabajar con él recordaremos siempre la profundidad de sus ideas, su pragmatismo, su necesidad de entender las razones humanas de las decisiones y el impacto que podrían tener sobre los más débiles. También, la intensidad de las discusiones sobre la ayuda humanitaria o sobre la viabilidad de los proyectos. Y su reconocimiento de la complejidad y magnitud del trabajo de sus compañeros diplomáticos y del resto de profesionales y actores del sistema español de cooperación: de los técnicos y expertos en desarrollo, de las ONG, la Academia, los Gobiernos y la sociedad civil de los países socios de España.

Escuchaba y le escuchaban con enorme interés y reflexionaba con sabiduría. Pero también actuaba de inmediato buscando la colaboración de todos. Juan Pablo amaba la vida con intensidad. La suya y la de su maravillosa familia. De igual manera, la de cualquier ser humano. Y luchó por la dignidad de todos. Sus melodías y su guitarra las seguiremos escuchando siempre. Aquellos que creemos en un mundo más justo no dejaremos de agradecer su huella y seguir su ejemplo. Descanse en paz.


ODS

Objetivo 17: Alianzas para lograr los objetivos

Fecha

23/03/2022

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Fecha de modificación de la página: 22/05/2025

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