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Pie de foto: agua fcas aecid género

Título de la noticia Agua y género: el papel de la Cooperación Española

Fecha de publicación de la noticia 23/07/2019 - 00:00

Resumen de la noticia Facilitar el acceso al agua y al saneamiento es mucho más que financiar una infraestructura, y el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento trabaja con una óptica de servicio que permita mejorar la vida de las personas


Contenido de la noticia

Puede parecer una obviedad, pero el uso del agua no es igual entre hombres y mujeres. Nadie es más consciente de la carencia del agua que la mujer. En muchos hogares del mundo todavía hay una clara división de roles en el trabajo y son ellas quienes madrugan para buscar el vital líquido y preparar el desayuno, quienes lavan la ropa y los platos y quienes se ocupan de la higiene de los hijos y la limpieza del hogar. Aunque el acceso al agua y al saneamiento ha mejorado en los últimos años, los datos globales esconden muchas inequidades, y las brechas de género son amplias en regiones de América Latina y el Caribe y aumentan en las zonas rurales. 

Esto se refleja en la carga desigual que existe en el acarreo y uso de agua por parte de mujeres y niñas, y explica la mayor deserción escolar de las adolescentes, que deben quedarse en casa ayudando a la familia. Paradójicamente, mientras son ellas las que más tiempo dedican al uso doméstico del agua, están infrarrepresentadas en la gestión, operación y mantenimiento de los servicios, y son los hombres quienes toman las decisiones y copan los puestos técnicos y directivos.

En América Latina y el Caribe, la Cooperación Española, a través del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) interviene para reducir las brechas que existen en el acceso, uso y control de este recurso entre hombres y mujeres. El FCAS ha dedicado en los últimos diez años más de 790 millones de euros a promover proyectos de agua y saneamiento en 18 países de América Latina y el Caribe.

Para impulsar la gestión comunitaria del agua de forma igualitaria se desarrollan, por ejemplo, acciones específicas que faciliten la participación de las mujeres tanto en la fase del diseño como en la fase de construcción, lo que permite transformar la división del trabajo por género alentando el trabajo remunerado y la capacitación de las mujeres en actividades tradicionalmente masculinas. Además, se tiene en cuenta la perspectiva de género en la fase de gestión y mantenimiento del sistema de agua y saneamiento, promoviendo la participación de las mujeres en las juntas de agua y en puestos con capacidad de toma de decisiones.



Bolivia

En Bolivia, donde una gran parte de las actuaciones del fondo se realizan en zonas rurales, la participación de la mujer era prácticamente inexistente, y persistían muchas barreras para contar con su presencia y participación activa en las reuniones. Para combatir esta situación, se desarrolló, conjuntamente con el gobierno boliviano, un Plan de Acción de Género con acciones para empoderar a las mujeres y fomentar la participación en las estructuras de gestión a través de talleres para el desarrollo de sus capacidades como líderes. Esto ha incluido el análisis de los roles de género y conversatorios para disminuir la violencia y sensibilizar sobre desigualdades, orientados tanto a mujeres como a hombres.

Estos procesos han incluido también el impulso de la coordinación interinstitucional con las entidades que realizan trabajos en el ámbito de género y prevención de violencia. 

Gracias a esta iniciativa, más de 100 mujeres de comunidades rurales de Bolivia han recibido formación en fontanería, lo que les permite participar en las juntas de agua con una perspectiva técnica. Además, se han logrado alianzas institucionales y se han establecido convenios con los municipios para la prevención y actuación contra la violencia hacia mujeres y menores a través de materiales divulgativos y de sensibilización, y talleres de formación. Por último, se ha promovido la capacitación en cuanto al ejercicio de los derechos al agua y al saneamiento, y los intercambios de experiencias con otros grupos de mujeres han fomentado su liderazgo y empoderamiento. 



México

En el seno del programa de agua que España ha desarrollado en el Estado de Guerrero, se ha realizado un diagnóstico de género que puso de manifiesto que el acceso y abastecimiento de agua eran gestionados mayoritariamente por las mujeres, pero ellas quedaban fuera del resto de decisiones. El proyecto abordó la transversalización de género mediante cuatro líneas de trabajo: 

  •  Se desarrollaron procesos de capacitación y sensibilización del personal del organismo operador sobre los conceptos básicos de género, equidad, roles, violencia y participación de mujeres y hombres, poniendo en marcha un plan de trabajo de mejora de las prácticas internas de equidad de género. 
  •  Se resaltaron en todos los materiales educativos y en las charlas y eventos aspectos de modificación de los roles tradicionales, y se concienció sobre la infrarrepresentación de la mujer en puestos de decisión. 
  • Se fomentó la participación femenina a través de la creación de comités ciudadanos de sostenibilidad, en los que la mujer tiene una representación igualitaria en los puestos de toma de decisiones y de presidencia, y en el seno de los cuales se han realizado capacitaciones en fontanería a 30 mujeres de estos comités para el fortalecimiento de capacidades. 
  • Se promovieron alianzas interinstitucionales de entidades enfocadas en medioambiente, agua y género, firmándose un convenio de colaboración entre el organismo operador y el Instituto Municipal de la Mujer. 






Centroamérica

Con el apoyo de la financiación española y el impulso de varias ONGD, en Nicaragua se puso en marcha hace unos años la iniciativa Paragua, un exitoso programa de lideresas comunitarias que ha formado a decenas de mujeres para ser protagonistas de la gestión comunitaria del agua en las regiones de Chinandega y León. Las mujeres que forman parte de estas escuelas, pioneras en el país, han participado en encuentros quincenales durante 6 meses, en los cuales se abordaron diversos temas que cuestionan la desigualdad de género en el marco de la dinámica de los comités comunitarios de gestión del agua. La iniciativa busca disminuir brechas como la división sexual del trabajo que actualmente impide a las mujeres manejar el funcionamiento de las bombas de agua o asumir tareas administrativas en los comités comunitarios que gestionan el recurso.

Esta experiencia se ha trasladado a 4 distritos de la comarca de Ngäbe-Buglé en Panamá, con el objetivo de mejorar la participación femenina y fortalecer la capacidad organizativa, técnica y de incidencia en los organismos comunitarios de base que gestionan el agua en las zonas rurales de Panamá. Los talleres de las escuelas de lideresas, incluyen formaciones de nuevas masculinidades para el cambio de actitudes de los hombres vinculados a los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS), en torno a las desigualdades presentes actualmente en la gestión comunitaria del agua y en determinados temas que involucran tanto a hombres como a mujeres.

No es posible que una comunidad avance sin tener en cuenta a la mitad de su población; de ahí la importancia de incentivar la perspectiva de género. Involucrar a las mujeres en la gestión del agua es algo urgente y necesario para que los servicios de agua y saneamiento puedan ser sostenibles. 

Facilitar el acceso al agua y al saneamiento es mucho más que financiar una infraestructura, y el FCAS trabaja con una óptica de servicio que permita mejorar la vida de las personas. Las mujeres juegan así un doble papel: como titulares de los derechos al agua y al saneamiento y como clave de bóveda de la sostenibilidad de los servicios. El acceso a estos servicios incide además de forma determinante en otros indicadores de la Agenda 2030: indicadores de educación, salud o medioambiente, e influye, incluso, en la apertura de pequeños negocios, ya que la existencia de agua potable libera a las mujeres de muchas de las más pesadas cargas domésticas.

Sonia Henríquez, dirigente indígena del pueblo guna y participante de la escuela de lideresas en Panamá lo tiene claro: las mujeres están ahí para ser tomadas en cuenta. "En la historia del pueblo guna se dice que hay una fuerza masculina y otra femenina en las cosas, que se unen y se complementan. Pero la realidad es otra".

Diagnóstico de género en la Comarca indígena Ngäbe-Buglé

Las mujeres de la comarca de Ngäbe-Buglé en Panamá son triplemente discriminadas: por ser mujeres, por ser indígenas y por habitar en zonas alejadas y pobres. Para afrontar este problema, el Ministerio de Salud, a través de la Dirección del Subsector de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario (DISAPAS) de Panamá, ha elaborado un diagnóstico sobre relaciones de género que cuenta con el acompañamiento y la financiación del FCAS. Al diagnóstico le acompaña un Plan cuyo objetivo consiste en incorporar la perspectiva de género en las Juntas Administradoras de Acueductos Rurales (JAAR), principales organizaciones comunitarias de gestión del agua en Panamá.

El estudio concluye que, igual que en muchas partes de la América Latina rural, existe una fuerte desigualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida, y también en todo lo relativo a la gestión del agua. 

En lo que a las juntas de agua se refiere, el diagnóstico revela que la representación de mujeres en los puestos de dirección es mucho menor que la de los hombres (estos ocupan un 70% de dichos puestos y todas las presidencias). 

En las actividades rutinarias de las juntas, se observa que el papel de las mujeres es una extensión del trabajo doméstico: se limita a la recolección de dinero para el funcionamiento de las mismas, a través de la venta de alimentos, a la limpieza de las áreas de fuentes y tanques, etc. Los hombres acaparan los puestos técnicos y de toma de decisiones para la construcción, operación y mantenimiento de los sistemas de agua. 

Una vez realizado el diagnóstico y tomando en cuenta las recomendaciones del informe, las autoridades de Panamá van a poner en marcha un Plan de Género en las comunidades participantes en el programa. En él se pretende ir cerrando las brechas identificadas, tanto en la gestión comunitaria del agua a través de las Juntas, como en el seno de la DISAPAS. 

Diagnóstico y Planes de Género en Panamá Oeste

La Cooperación Española también contribuye a la construcción de un sistema de alcantarillado sanitario en los Distritos Arraiján y La Chorrera, provincia de Panamá Oeste, en coordinación con el Gobierno de Panamá. La falta de un sistema de alcantarillado sanitario ha dado lugar a una doble problemática: por un lado, ha ocasionado un grave problema ambiental –por la contaminación que deriva del vertido directo de las aguas residuales– impactando, por otra parte, en la salud de la población.

Debido a las necesidades de higiene y salubridad en la zona, el Gobierno de Panamá puso en marcha el Programa Saneamiento en los Distritos de Arraiján y La Chorrera, cuyo objetivo es la adecuación y construcción de un sistema de alcantarillado sanitario que permita la recolección, conducción y tratamiento final de las aguas residuales generadas en dichos distritos.

El organismo ejecutor del programa es el Ministerio de Salud (MINSA), a través de la Unidad Coordinadora del Programa Saneamiento de Panamá (UCPSP). La financiación de la operación viene de la mano de AECID, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones financieras como CAF, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la República de Panamá. La contribución española, en términos concesionales, se financia a través del Fondo para la Promoción del Desarrollo (FONPRODE).

Consciente de la importancia de los temas de equidad de género y del cumplimiento de la normativa panameña al respecto, la Cooperación Española ha impulsado diagnósticos y planes de género en el seno del programa. En las conclusiones del diagnóstico en las comunidades se constata la situación de discriminación socioeconómica de las mujeres en Panamá Oeste. Se observan mayores índices de enfermedades relacionadas con el agua, como problemas de espalda por el acarreo de los tanques de agua, distintos tipos de dermatitis, enfermedades víricas, diarreas, infecciones urinarias, etc. Dichos índices son superiores en las mujeres debido a los roles socialmente impuestos a mujeres y hombres. El hecho de que las mujeres realicen mayoritariamente las tareas del hogar y de cuidados de la familia, hace que estén más expuestas a los problemas derivados del servicio del agua y saneamiento.

Además, la sobrecarga de trabajo que supone el acarreo de agua afecta directamente a la disponibilidad de las mujeres para la realización de otras, ya que la falta de tiempo supone grandes barreras para entrar en el mercado laboral formal o permanecer en el mismo.