​Aunque Marruecos se sitúa como un país de renta media, el Plan Director de la Cooperación Española (CE) lo incluye entre sus prioridades. Sin embargo, la tendencia en los últimos años ha sido la reducción de dicha ayuda. Paralelamente, España ha pasado a ser el principal proveedor y cliente de Marruecos desde 2013.

Según el informe del Banco Africano de Desarrollo (BAD), presentado en febrero de 2015, se observa una ausencia de transformación estructural de la economía marroquí y una débil industrialización. Las regiones donde se concentra la ayuda de la Cooperación Española (Tánger-Tetuán, el Oriental y Taza-Alhucemas-Taounate, así como Gran Casablanca y las provincias costeras de la región Sous-Massa-Draa), poseen indicadores de desarrollo aún muy bajos y siguen justificando la presencia de los actores de ayuda. Las tasas de alfabetización, por ejemplo, son preocupantes (apenas el 56%, a partir de los 10 años, y el 66,2% de mujeres en entornos rurales son analfabetas). No en vano, Marruecos es el país donde existe mayor presencia de agentes de cooperación tanto de Comunidades Autónomas como de las ONG de España.

En la actualidad, el grueso de la actuación de la Cooperación Española se centra en la consolidación de procesos democráticos y del Estado Derecho, la promoción de oportunidades económicas para los más pobres y la cohesión social, mediante el apoyo a los sistemas de salud y educación. Entre 2014 y 2016 se prevé que se destinen a Marruecos 150 millones de euros de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), de los que 50 millones serán en donación y 100 en cooperación reembolsable.

La colaboración de la sociedad civil marroquí y la coordinación con otras ONG ha sido clave para que la ayuda llegue adecuadamente a su destino. Uno de esos destinos ha sido durante algunos años el colectivo de las mujeres temporeras en los campos de fresa de Larache. Allí, un proyecto implementado por Intermon Oxfam con fondos de la AECID (más de 1,5 millones de euros entre 2010 y 2014) ha apoyado a 20.000 mujeres individualmente, y a través de colectivos, fomentando la organización para la defensa de sus derechos como trabajadoras, y la mejora de sus condiciones laborales y vitales.

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