El agua contaminada causa enfermedades y muerte. José Orellana, alcalde de la localidad de Dolores (Honduras) da fe de ello. En su municipalidad, la contaminación por aguas fecales produjo 72 casos de hepatitis y la muerte de una niña de 13 años.

Los  habitantes de otros municipios de Intibucá también han sufrido dificultades acceder a agua limpia. Hasta hace unos meses, la traían a hombros y tenían que recorrer, en algunos casos, hasta 20 km. ”Era difícil porque  muchas veces llevábamos el agua en la cabeza, yo creo que por eso todavía nos duele” indica una de las participantes del proyecto, que ahora cuenta con agua más accesible.  Las condiciones de higiene en la que  los niños y niñas iban a la escuela también eran precarias, al no tener acceso a agua para asearse.  

Gran impacto

Para luchar contra esta situación, el Gobierno de Honduras, a través del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados y en alianza con la Cooperación Española y el Banco interamericano de Desarrollo (BID) ha impulsado un proyecto de agua que beneficia a cerca de 15.000 familias e impulsa servicios de depuración de aguas residuales para 10.000 personas. La intervención está financiada  con donaciones del Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento por valor de 22 millones de euros y 2,2 millones de aporte local.   

Se trata de proyectos de gran impacto. 28 municipios (10% del total del país) se han fortalecido para dar sostenibilidad a los sistemas desarrollados, y los 28 cuentan con una Política Municipal de Agua y Saneamiento. Además 2.000 localidades se han unido a un sistema de información agua y saneamiento rural impulsado por el Banco Mundial, denominada Siasar, que función a través de las nuevas tecnologías. 

El programa ha supuesto un antes y un después para la comunidad, como explica Miguel González, responsable de la Cooperación Española en Honduras. “Cuando percibes como estas cambiando la vida de las personas reduciendo enfermedades ves  que merece la pena”, explica. ​