La protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son ejes centrales de la Cooperación Española. Se apoya un modelo de desarrollo que integre el respeto a la biodiversidad y al medio ambiente, que asegure la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres.
Para evitar la degradación del suelo, la desertificación o la deforestación, se coopera con los países socios apoyando planes de conservación de la biodiversidad o de gestión forestal sostenible. También se pretende poner fin a la escasez de agua, estudiar modelos de producción innovadores y respetuosos con el entorno, y lograr modelos energéticos sostenibles.
Algunas de las prioridades que se han establecido para alcanzar estos objetivos son el fortalecimiento de la resiliencia y de la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales, o la inclusión de medidas específicas, encaminadas a reducir el cambio climático, en políticas públicas y estrategias. También se ha puesto el foco en la vida submarina y en los modelos de pesca sostenible, incluyendo, además de la legislación y normativa, la capacitación de los pescadores.