A pesar de los importantes avances producidos en el acceso a la educación a todos los niveles, el logro de una educación universal, gratuita, inclusiva y equitativa de calidad sigue siendo una tarea pendiente, clave para la erradicación de la pobreza y el pleno disfrute de derechos. La interrupción en el acceso a la educación que se ha producido a causa del coronavirus puede tener un grave impacto en los derechos y en el desarrollo de la infancia.
Antes de la pandemia, alrededor de 63 millones de niños y niñas de entre 6 y 11 años, y 200 millones de adolescentes y jóvenes de entre 12 y 17 años, estaban sin escolarizar. Durante la primera ola de coronavirus más de 1.500 millones de niños, niñas y jóvenes de 188 países no pudieron acudir a los centros educativos.El impacto en sus capacidades presentes y futuras puede ser enorme y otros aspectos, como la nutrición o la seguridad, pueden verse igualmente afectados.