El Acuerdo de París se basa en seis principios: diferenciado, justo, ambicioso, duradero, equilibrado y jurídicamente vinculante. Su alcance será revisado cada cinco años.
Asimismo, se pone en valor la importancia de la adaptación a los impactos del cambio climático en un contexto en el que todos los países deben adaptarse a los efectos del incremento de la temperatura global. Además, se crea un marco de cooperación global para que los países en desarrollo más vulnerables puedan afrontar las pérdidas y daños asociados a estos impactos.
Por otra parte, el Acuerdo de París pone las bases para una transformación de los modelos de desarrollo hacia patrones bajos en emisiones. Para ello, cuenta con un importante paquete financiero que ayudará a la implementación del Acuerdo y que deberá construirse sobre la base del objetivo de movilización de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, a través de distintas fuentes, y que se revisará más adelante. Si bien la financiación climática vendrá fundamentalmente de los países desarrollados, se reconocen por primera vez los esfuerzos voluntarios de los países en desarrollo.